En anteriores artículos hemos hablado de la música más idónea para abrir el baile de la boda o la que se suele poner en la fiesta posterior. Hoy pretendemos poner música al resto de vuestra ceremonia y para ello debéis conocer los momentos en los que se permite tener un acompañamiento musical.
Llegada de invitados
Un momento inicial, alegre y dado que la ceremonia aún no ha empezado puede tratarse de una pieza sacra o profana, pero siempre suave (violines, flautas, guitarras, un piano…). Nuestra propuesta: el Allegreto o la Pequeña Serenata Nocturna de Mozart, Primavera de Vivaldi, el Canon de Pachelbel o incluso una banda sonora de La Vida es Bella.
Entrada del novio
Pensemos que la llegada del novio es el preludio a la llegada de la novia. Sigue siendo un momento alegre y, en este caso, la acústica podrá ser un poco más imponente que durante la llegada de los invitados. Del mismo modo, como la ceremonia aún no ha empezado la pieza escogida podrá ser sacra o profana. Una idea puede ser: la Marcha del Príncipe de Dinamarca de J. Clarke.
Entrada de novia
Momento de gran protagonismo, por lo que la pieza escogida debe ser rítmica y muy alegre. La más conocida y escogida por las novias es la Marcha Nupcial de Mendelshon. Nuestra sugerencia puede ser: Canticorum o Gloria in Excelsis Deo de Vivaldi o la Marcha Nupcial de Mozart. Esta última es preferible reservarla para más adelante.
Canto interleccional
Se corresponde al previo de la lectura del evangelio o entre las lecturas, o entre lectura y salmo responsorial también, y se puede incluir una pieza musical aunque de menor duración. Alguna idea puede ser: el Aleluya de H. Purcell, el Laudate Dominum de Mozart o el Benedictus de la Misa en Sol Mayor de Shubert.
Rito del matrimonio
La entrega de anillos y arras puede acompañarse de una suave música de fondo, pero deberéis elegir el momento exacto. Pensamos en: Aria Suite en Re de Bach o el Aleluya de Haëndel.
Ofertorio
Tras las peticiones llega el momento más sagrado de la ceremonia, el ofrecimiento del pan y el vino, se puede contar con un Ave Maria (ya sea el de Shubert, Gounod o Caccini).
Consagración
Momento de la liturgia en que el pan y el vino se convierten en el Cuerpo de Cristo. No todos los sacerdotes son partidarios de acompañarlo con música, por lo que primero aseguraros antes. En cualquier caso, la pieza escogida deberá ser exclusivamente instrumental y muy suave. Nuestra idea podría ser: Adagio en Sol menor de Albinoni, el Largo de Xerxes de Haëndel o el Concierto de Aranjuez de Rodrigo.
Paz
El saludo de la paz es un momento que se realiza en silencio y lo más conveniente es acompañarlo de una pieza alegre y corta. Nuestras sugerencias se encaminan hacia: el Donna Nobis Pacem de Mozart, el Canticorum Jubilo del Judas Maccabaeus de Haëndel, o si queréis algo diferente, La Paz de Jesucristo Superstar.
Comunión
Se podrán tocar una o dos piezas, en función del número de invitados. Pensemos que es uno de los momentos más alegres, pero también de recogimiento, y por eso la música debe ser suave. Lo más utilizado: el Ave Verum Corpus de Mozart.
Firmas y fotos
Al acabar la liturgia, los recién casados, padrinos y testigos se reúnen para firmar el acta matrimonial. Generalmente no lleva acompañamiento musical pero, si se quisiera, se optaría por usar piezas sacras o no. Nuestra propuesta: la Cantata 147de Bach, el Aleluya de Haëndel, el Allegro de la Pequeña Serenata Nocturna de Mozart, o, para los más atrevidos, Hasta mi final de Il Divo o Por ti volaré de Andrea Bocceli.
Salida de novios
Es tradición acompañar este instante con la Marcha Nupcial de Wagner, que fue la pieza que eligió la princesa Victoria de Inglaterra en su boda para salir de la iglesia de la mano de su marido. Otras opciones que sugerimos: Allegro de la Primavera de Vivaldi o And the Glory of the Lord de El Mesías de Haëndel.