Si hay un destino para vuestro viaje de novios que aúne un lugar romántico con la oportunidad de ver un patrimonio cultural impresionante, ese es sin duda alguna el caso de Roma.
La historia de Roma, ciudad de los césares y de los Papas, se remonta casi 3.000 años atrás en el tiempo. El propio escudo de la ciudad, con el emblema “SPQR” (inscripción latina que significa “El Senado y el Pueblo Romano”), recuerda el pasado glorioso de la llamada “Ciudad de las Siete Colinas”, cuya población hoy día ronda los tres millones de habitantes y que desde 1871 es la capital de la República de Italia.
La elección dependerá del tiempo de que dispongáis para vuestra luna de miel: si vuestro viaje va a durar una semana, Roma es el destino ideal y os aseguramos que probablemente os quedaréis con ganas de ver más cosas; si disponéis de al menos quince días, la “ciudad eterna” puede ser el punto de partida perfecto desde el que visitar luego otros lugares de la península italiana.
El idioma
El idioma oficial de Italia es el italiano, lengua romance de origen latino como el español y que aún después de casi dos milenios conserva numerosas similitudes con el castellano. Por ello, la comunicación en principio no va a suponeros un gran problema en Roma, donde además comprobaréis que en muchos establecimientos y especialmente en los hoteles y restaurantes nos hablarán en español sin problema. De todas formas habrá ocasiones en las que tendréis que recurrir también al inglés para entenderos.
Si además os hacéis con una pequeña guía de conversación y aprendéis algunas palabras en italiano, comprobaréis lo sencillo y hasta divertido que resulta su aprendizaje, y los romanos os agradecerán el detalle de que intentéis comunicaros en su idioma.
Precios
Desde el 1 de enero de 2002 Italia abandonó la lira y adoptó el euro, al igual que España, por lo que os ahorraréis el siempre engorroso problema de los cambios de divisa y los cálculos de la equivalencia entre monedas.
En cuanto a los precios, Roma es una ciudad muy turística y, como no,también cara. Los hoteles normalmente son de categoría inferior a lo que podéis encontrar en España, y su precio suele resultar también elevado en comparación; si queréis alojaros en un hotel con las comodidades de un tres estrellas en España, deberéis buscar uno de cuatro para encontrar un servicio similar. Lógicamente cuanto más alejado esté el hotel del centro urbano, mejor será su precio. Eso sí, en Roma podéis encontrar auténticos establecimientos hoteleros con encanto y con magníficas vistas a algunos de los monumentos más famosos de la ciudad.
Comer en un restaurante céntrico en Roma en una mesa para dos normalmente saldrá por unos 50-60 euros, aunque todo dependerá del lugar y sobre todo de dónde esté ubicado (no es lo mismo comer frente al Coliseo que en un barrio como el Trastévere, por ejemplo). Tenéis que tener en cuenta además que en Italia se distingue entre el “Ristorante”, con un servicio supuestamente mejor pero un precio bastante elevado, y la “Trattoria”, que son establecimientos con precios más razonables a los que normalmente acuden los romanos. También están las “Osterías” y por supuesto las “Pizzerías”, de precios más económicos.
En general no es recomendable dejarse llevar por las ofertas y menús que anuncian algunos establecimientos a pie de calle, especialmente en las zonas más turísticas como el Coliseo o el Vaticano, ya que luego suelen cargar la factura en los postres y sobre todo en la bebida con precios desorbitados, o también por sentarse en la terraza. Leed siempre detenidamente la carta y comprobad que no se hagan cargos extra que luego os puedan dar sorpresas en la cuenta.
El Transporte
Uno de los primeros dilemas con que os podéis encontrar al llegar al aeropuerto de Fiumicino (el principal aeropuerto de Roma) es: ¿cómo llego hasta mi hotel? Si tenéis contratado vuestro viaje con una agencia, probablemente ellos ya se hayan encargado de organizaros el viaje hasta vuestro hotel y os ahorraréis molestias. Si no, Fiumicino está a unos 30 km de Roma por lo que deberéis recurrir al transporte público; existe el tren Leonardo Express que por unos 10 € cada billete os lleva en media hora hasta la céntrica estación de Termini. También existen taxis compartidos que salen del aeropuerto cuando están llenos. Otra buena opción es contratar desde España (a través de Internet) un servicio privado de taxi al aeropuerto, que cuesta unos 45 euros en total y puede resultar realmente cómodo.
Para moverse por Roma, lo ideal es recurrir al metro (aunque sólo existen dos líneas) y al autobús, y sobre todo caminar, que es algo que tendréis que hacer para poder ver bien todo lo que ofrece Roma, que es mucho. Una opción que os desaconsejamos totalmente es la de alquilar un coche, ya que el tráfico en Roma es realmente complicado (por algo el vehículo preferido de los romanos es la moto) y los atascos son habituales en la ciudad; hay que tener en cuenta además que muchas de las calles que vamos a tener que recorrer para visitar los principales atractivos turísticos de Roma son peatonales o con acceso limitado a residentes, con lo que el coche más que una ayuda puede convertirse rápidamente en un problema no sólo por el aparcamiento, sino por las posibles multas.
La red de autobuses urbanos en Roma es amplia y funciona bastante bien, aunque hay que tener en cuenta que en horas punta suelen ir repletos y siempre están sujetos a los problemas de tráfico. Puede resultar interesante conseguir tarjetas como la “Roma Pass”, que permite viajar gratis en la red de transportes de Roma así como beneficiarse de descuentos en museos. Si desde Roma queremos desplazarnos a otras ciudades cercanas, el autobús o el tren son opciones económicas y razonablemente cómodas.
Preparando el viaje
La mejor época para viajar a Roma suele ser en primavera o a principios del otoño, cuando el clima no es muy caluroso. Hay que tener en cuenta que la capital italiana tiene un clima bastante húmedo, y si añadimos que en verano se alcanzan fácilmente los 40 grados centígrados, la sensación puede ser bastante bochornosa. Conviene llevar por tanto ropa ligera con algo de abrigo para las noches, cuando puede refrescar según la época, y sobre todo calzado lo más cómodo posible para caminar. Hay que recordar que los italianos en general y los romanos en particular son muy católicos, y que para entrar a algunos lugares sagrados o al mismo Vaticano existen unas estrictas normas de vestimenta que prohíben llevar pantalones cortos o camisetas sin mangas que muestren los hombros, por ejemplo.
Ya mencionamos que la moneda italiana es también el euro, con lo que os ahorraréis problemas de cambios. Además Italia está adscrita al espacio Schengen, así que no necesitaréis un visado para viajar al país, aunque sí conviene llevar algún tipo de documentación: pasaporte o DNI, e incluso tarjeta sanitaria europea. En cuanto a la hora, es la misma que en España pero notaréis que los días en Italia son más cortos debido a la distancia.
Respecto a la seguridad, las precauciones a tomar son las mismas que en cualquier gran ciudad turística. Mejor tener controlados el bolso o la cartera, especialmente en lugares con mucha afluencia de público como los transportes o las entradas a museos. La zona en torno a Termini tampoco es muy recomendable de noche.
Gastronomía
Italia es el país de la pizza y la pasta, y Roma no podía ser una excepción a este hecho. Por toda la ciudad podéis encontrar restaurantes y pizzerías, aunque ya mencionamos anteriormente que lo mejor es huir de los sitios turísticos, donde pagaréis mucho por comida escasa y normalmente mala.
Para empezar, merece la pena saborear los vinos de Italia, donde existe una tradición vinícola similar a la de España. Desde un vino “locale” o de la casa, pasando por un “vino dei Castelli” (producido en los alrededores de Roma) o el típico “Lambrusco”, originario del norte del país. También es típico tomarse un “Limoncello”como licor digestivo. Cada región de Italia
tiene sus propios caldos, por lo que un viaje a su capital puede ser una oportunidad única para los amantes del vino.
Sería imposible resumir en unas líneas toda la comida que se puede saborear en un lugar como Roma. Podemos citar algunos platos como los “fettuccini”, que son pastas acompañadas de carne, o los“spaghetti alla carbonara” o “al pesto”, realmente deliciosos con la pasta preparada “al dente”. La carne Toscana tiene también merecida fama (“Ossobuco”, “Bistecca alla Fiorentina”…), así como embutidos tales como el “proscciutto” usados en platos como el “Saltimbocca”; y no debéis perderos tampoco alguno de los estupendos “risottos” o, ya dentro de las pizzas, la variedad “calzone”.
Dentro de las pastas la diversidad es amplísima: desde los típicos“macaroni” o “tagliatelle”, pasando por la “lasagna” y los “cannelloni”, hasta sabrosas pastas rellenas como los “ravioli” o los “tortellini”, aderezados con deliciosas salsas.
Italia tiene también una buena variedad regional de quesos que merece la pena degustar. Mención aparte merecen los postres, algunos tan típicos como el tiramisú o la “panna cotta”, y sobre todo los deliciosos“gelatti” (helados), de merecida fama en toda Italia.
Qué ver
Roma necesita como mínimo de 4 ó 5 días completos para conocer sus principales monumentos; si queremos conocerla a fondo, incluso una semana nos puede resultar escasa. Enumerar todos los sitios que se pueden ver aquí resultaría imposible, así que simplemente vamos a mencionar algunos de los más famosos. Nuestra recomendación es que os hagáis con una buena guía en España y planifiquéis un poco vuestra visita a Roma para disfrutarla al máximo, ya que es mucho lo que podéis ver.
Si hay que mencionar los principales atractivos turísticos de la “ciudad eterna”, sin duda hemos de empezar hablando del Coliseo y el Foro Romano, con los arcos de Constantino, Tito y Septimio Severo; recientemente restaurado, hemos de tener en cuenta que el “Colosseo”, como lo llaman los romanos, suele tener largas colas para entrar. No lejos de allí podemos ver restos de otros foros, como el Foro de César o el de Trajano. Aquí está la esencia de la Roma antigua.
Justo al otro lado del Foro nos encontramos con el espectacular monumento a Victor Manuel II, primer rey de la Italia unificada, y a su lado con los Museos Capitolinos, que sin duda merecen una atenta visita. Si descendemos por la Via del Teatro Marcello podremos admirar los restos del teatro del mismo nombre y la famosa Isla Tiberina, ubicada en medio del río Tíber. No muy lejos está la iglesia de Santa María Cosmedín, más conocida por la gran losa con un rostro esculpido llamada la “Bocca della Veritá”.
Un poco más al norte nos topamos, casi escondido entre las callejuelas, con el espectacular Panteón Romano, edificio único por su antigüedad (2.000 años) y obra maestra de la arquitectura romana, antaño dedicado a todos los dioses y que se ha conservado hasta nuestros días gracias a que fue transformado en iglesia. No muy lejos se encuentra la Piazza Navona (antiguo circo romano), y en dirección opuesta, la famosísima Fontana di Trevi.
Como no, el Vaticano es de obligada visita para cualquier turista que visite Roma, ya sea por su significancia religiosa como por su espectacular arquitectura o por las obras de arte, que podemos encontrar tanto en el interior de la Basílica de San Pedro como en la impresionante Capilla Sixtina o en los Museos Vaticanos, que son otro de los grandes museos de la ciudad. La visita en conjunto nos llevará un día entero. Resulta interesante contemplar el cambio de la guardia papal suiza, y podemos asistir incluso a una ceremonia en vivo del propio Papa. De camino nos toparemos con el Castel Sant´Angelo, cuya visita puede resultar también interesante.
Aparte del Vaticano, Roma alberga multitud de iglesias, basílicas y monumentos religiosos que merece la pena visitar por su espectacularidad y belleza. Podemos destacar entre ellas las basílicas de San Juan de Letrán, Santa María la Mayor, y San Pablo Extramuros, por citar las más importantes. También merecen una visita alguna de las numerosas catacumbas, situadas bajo tierra y refugio de los primeros cristianos. De camino podemos pararnos en las Termas de Caracalla o contemplar las impresionantes murallas Aurelianas de Roma, que aún rodean en gran parte la ciudad.
Otros lugares de interés que no debemos perdernos en la ciudad eterna son la Plaza España, la “Piazza del Popolo”, o el famoso Barrio del Trastevere, que aún conserva la esencia de la vieja Roma y con estupendos lugares para comer y visitar, como las iglesias de Santa Cecilia o Santa María. Desde Roma también se pueden hacer viajes en el día –en autobús o tren- a destinos muy recomendables y relativamente cercanos, como Tivoli, Ostia o Cerveteri; o ya más lejos, hasta la magnífica ciudad de Florencia, en plena Toscana, o al sur para contemplar las ruinas de la antigua Pompeya al pie del impresionante monte Vesubio.